Desde que nacemos empezamos un largo recorrido, muchas veces atravesando senderos rocosos, con espinas, con tormentas o simplemente tan tranquilo como el océano en primavera.
Nos sentimos muy tranquilos y afortunados cuando transitamos por un sendero Pacífico y floreado, pero es difícil cuando por diferentes motivos de la vida nuestro camino es cada vez más árido, es en ese instante que perdemos la fe y nos damos por vencido…en especial cuando no alcanzamos nuestras metas o no se nos da, lo que pedimos a Dios, Ángeles o universo.
En esta época, todo corre a gran prisa, y como estamos ansiosos y sin paciencia esperamos que nuestros deseos y peticiones, también corran a prisa.
Toda toma tiempo, esfuerzo, dedicación, FE, paciencia y a veces mucho más de lo que pensamos inicialmente.
«Los únicos tiempos perfectos son los de Dios «
Detente un instante y ponte a pensar que nada llega de un minuto a otro:
-Para tener a tu hijo entre tusa brazos tienes que esperar 9 meses. -Un nadador le toman horas de práctica cada día y años de esfuerzo para llegar a las olimpíadas.
-Un doctor recorre un largo y difícil camino para lograr ser médico.
Lo importante es mantenernos en el camino correcto y aprender de las pruebas, todo lo que nos sucede es para nuestro aprendizaje y crecimiento, no dudes ni que decaiga, sé que a veces el camino es muy difícil pero si mantienes tu FE, te darás cuenta que el plan trazado para ti es perfecto.
Comparto con ustedes una bella metáfora de la vida, donde nos demuestra que, con paciencia, esfuerzo, dedicación y el tiempo invertido correctamente, recibiéremos las recompensas adecuadas.
El Helecho y el Bambú
Un día decidí darme por vencido…renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi vida, cansado de todo me fui al bosque para hablar con un anciano que decían era muy sabio.
– ¿Podría darme una buena razón para no darme por vencido? Le pregunté.
-Mira a tu alrededor, me respondió.
¿ves el helecho y el bambú?
-Sí, respondí.
-Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien y el helecho rápidamente creció, su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla de bambú.
Sin embargo, no renuncié al bambú.
-En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.
-En el tercer año, aún nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.
-En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.
-En el quinto año un pequeño brote de bambú se asomó en la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante.
-El sexto año, el bambú creció más de 20 metros de altura.
Se había pasado cinco años echando raíces que lo sostuvieran. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.
– ¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando o has tenido pruebas, realmente has estado echando raíces?
Le dijo el anciano y continuó…
-El bambú tiene un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos son necesarios y hacen del bosque un lugar hermoso. -Nunca te arrepientas de un día en tu vida.
Los buenos días te dan felicidad y los malos días te dan experiencia.
Ambos son esenciales para la vida, dijo el anciano y continuó…
“Si no consigues lo que anhelas, no desesperes… quizá sólo estés echando raíces…para después dar grandes frutos”
Gracias ? por compartir